A veces he sentido que se considera casi una desventaja, a la hora de traducir libros, el hecho de que
el traductor haya vivido, digamos, 8 años, en EEUU, como servidora, porque
igual hablamos en tres lenguas en nuestra vida diaria por creatividad, por
economía del lenguaje (una característica básica que aprendí en la carrera de
filología), o porque me da la gana y, por tanto, parece que no seas "buena traductora". Perdón, pero yo hablo como quiero.
Pero cuando traduzco, traduzco y tengo cuidado, y lo escribo todo en
castellano (o en lo que corresponda). Y uso expresiones que algunos consideran catalanismos y no lo son.
Pero no se lo puedes discutir a según quién solo porque nacieron en Castilla la Mancha.
Es el caso de "me sabe mal".
Perdón, pero catalanismo sería
"me sabe grave", francamente. Y que en Salamanca o en Palencia no se
use, no significa que sea un catalanismo. Al fin y al cabo, saberte mal algo ni
siquiera es lo mismo que sentirlo.
De Fundéu:
La expresión saberle algo bien, mal (u otro adverbio equivalente) a alguien se recoge en el Diccionario del español actual (Seco, Andrés y Ramos) con el significado de ‘molestar o resultar algo desagradable a alguien’.
Y luego he encontrado esta explicación con ejemplos que es justo lo que yo
quería articular y no podía:
La expresión "saber mal (algo) a (alguien)" significa "no gustarle (algo) a (alguien)". A veces puede indicar un pequeño matiz de sentimiento de culpa.
Ejemplos:
- "Me comentó que le había sabido mal que hubieras excluido a Carmen del grupo" = "Me comentó que no le había gustado que hayas excluido a Carmen del grupo"
- "Me sabe mal tener que tirar esta comida, pero ya está mala" = "No me gusta tener que tirar esta comida, pero ya está mala"