En aquella charla comentamos la
traducción del título de So Much for That, en aquel momento en proceso
de traducción si no recuerdo mal.* Obviamente el título es lo que menos preocupa
o piensas cuando traduces porque normalmente es la parte de márqueting de la editorial
la que lo decide, aunque te pidan tu opinión, y no pretendo decir que mis ideas
sean ganadoras. Pero me parece un buen ejemplo de la dificultad de traducir
ciertas expresiones y, en este caso, de cómo la expresión “perfectly good”
puede traducirse en las distintas ocasiones en las que se utiliza en la novela.
En su uso más común, la principal
dificultad es que suene tan bien como en inglés cuando se refiere a un trozo de
pan que guardas o incluso congelas porque está “pasable”, o “aprovechable” (que
suena bastante peor, menos fino, que perfectly good), o “la mar de bueno”,
que me recuerda a la madre de Almodóvar (como actriz) hablando del pisto que
quiere congelar para cuando vuelva su hija (ella dice, literalmente “pues de
maravilla”). Entonces, cuando pensaba en traducir las cosas que la madre,
activista acérrima del ahorro doméstico, quiere guardar o congelar porque
considera que aún están “la mar de buenas”, encontraba una traducción adecuada
siempre según el contexto específico. Pero ninguna de ellas me parecía adecuada
para caracterizar a la familia en el título. Obviamente no es “Una familia
perfecta”, ni se podría usar algo como “Una familia pasable” o “aprovechable”.
Quizás sí “la mar de buena”, o “en buen estado”.
Añado tras revisar: esta última,
“en buen estado”, de hecho, sería demasiado formal e insustancial para las
sobras que congelas, pero tendría bastante carga irónica para lo de la familia.
Solo tras mucho tiempo, quizás
tiempo después de acabar de leer el libro, se me ocurrió una posibilidad que me
gustó más que ninguna:
¿Qué tal la familia?
O ¿La familia, qué tal?
Incluso La familia, ¿bien?
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*Finalmente fue Todo esto para qué.